El espacio de ideas Poliedro, ubicado en Rosario, ha sido distinguido con el prestigioso premio Carlos Mugica, otorgado por el Congreso de la Nación. Este reconocimiento resalta su destacada labor en el ámbito social y comunitario, en sintonía con el legado del padre Carlos Mugica. Se trata de la primera institución de Rosario en recibir este galardón, consolidándose como un referente en la construcción de redes colaborativas y el impacto positivo en comunidades locales.

Un proyecto que apuesta al trabajo colectivo
Ubicado en 9 de Julio 2074, Poliedro nació como una iniciativa impulsada por un grupo de amigos y profesionales de diversas disciplinas, unidos por la idea de crear un espacio donde convergieran el desarrollo profesional y el compromiso social. “Queríamos construir algo que tuviera relación con nuestras profesiones, pero que también tuviera un fuerte componente social, para generar un impacto real en las comunidades con las que trabajamos”, explicó Juan Ignacio Díscolo, licenciado en Antropología y uno de los integrantes del centro.
Transformando realidades en Rosario
El trabajo que realiza Poliedro abarca proyectos en colaboración con organizaciones sociales, sectores privados y organismos públicos. Entre sus iniciativas, destacan obras de integración urbana en barrios como Empalme Graneros, Los Pumitas, y otras zonas vulnerables de la ciudad.
Según Díscolo, estos proyectos no solo enfrentan el desafío de la gestión, sino también el de la creatividad: “El contexto es difícil, con una notable retirada del Estado en este tipo de proyectos. Sin embargo, apostamos a construir desde la diversidad y generar espacios donde podamos desarrollarnos y, al mismo tiempo, generar un impacto positivo”.
Un enfoque multidimensional y participativo
El equipo de Poliedro reúne profesionales de distintas áreas, como arquitectura, ingeniería, antropología y ciencias políticas. “La integración de estas disciplinas nos permite abordar proyectos complejos desde una perspectiva multidimensional”, señaló Díscolo. Esta metodología ha sido clave para enfrentar retos como la falta de infraestructura en barrios populares, donde trabajan de la mano con las comunidades para desarrollar soluciones adaptadas a sus necesidades.
La importancia del reconocimiento y el legado de Mugica
Recibir el premio Carlos Mugica representa una motivación adicional para continuar con la labor sociocomunitaria. “Este reconocimiento refuerza nuestro compromiso con la construcción de una sociedad más inclusiva y con el legado del padre Mugica, que nos inspira a no ser indiferentes ante las desigualdades”, añadió Díscolo.
Un modelo de construcción comunitaria en acción
Un ejemplo destacado del impacto de Poliedro es el trabajo realizado en la Biblioteca Popular Empalme Norte. Este proyecto, gestionado directamente por la comunidad local, marcó un hito al ser financiado con fondos nacionales y ejecutado íntegramente por mano de obra local. Andrés Pisani, arquitecto y miembro del equipo, recordó: “Desde el primer día, involucramos a los vecinos en el diseño y la ejecución del proyecto. Eso permitió que sintieran el espacio como propio y lo cuidaran”.
En un barrio que antes carecía de servicios básicos como agua potable o iluminación, ahora los vecinos disfrutan de un entorno más seguro y accesible. “Trabajamos en pequeños grandes cambios, como garantizar que los vecinos puedan salir sin embarrarse después de una lluvia. Esas son transformaciones que impactan directamente en la calidad de vida”, comentó Pisani.
Innovación y colaboración para superar desafíos
La labor de Poliedro se sustenta en la articulación entre sectores público, privado y educativo. “Hemos involucrado a universidades como la Facultad de Arquitectura y la UTN, además de organizaciones sociales. Cada institución aporta lo que puede, demostrando que, con voluntad y creatividad, es posible construir juntos”, concluyeron los integrantes.
